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16 diciembre 2013 1 16 /12 /diciembre /2013 16:22

Puedes pedir cerveza o ginebra cuando tengas tu bolsa llena por tu paga de soldado.

Antes estás condenado a peleas de un penique.

Pero cuando venga a degollarte la sed lamerás la frescura del agua de la bota del aguador

Recuerdo, ahora, bajo el inclemente sol de la India,

donde solía gastar mi tiempo al servicio de su Majestad, la Reina

que de todos los hombres del regimiento el mejor era el moreno Gunga Din

El era Din! Din! Din!

Limpia el polvo del suelo, Gunga DIn!

Ay pillastre escaqueado, tráeme agua!

deja a Panee Lao, tu maloliente ídolo, Gunga Din!

El uniforme que llevaba no era nada desde hace mucho

Envuelto en un pedazo de tela por turbante

una bolsa de piel de cabra, con agua, era todo su equipo de campaña

Cuando la tropa se pone a comer a la sombra, durante el dìa, cuando brillan

los ojos bajo las cejas, gritamos "ràpido aquì, antes de que nuestras gargantas estèn secas"

Nosotros mismos tenìamos la culpa de que no pudiese servir a todos

¿Dònde te metiste, pillastre?

te voy a sacar el tuétano si no llenas ahora mismo mi casco, Gunga Din!

Llevaba el agua por largo que fuese el día, no pareció conocer nunca el miedo

Si nos herían o nos lesionábamos, puedes apostar que aguardaba a cincuenta pasos a tu flanco derecho

Con la trompeta atrás el podía aguardar nuestro ataque, nos acompañaba hasta que el tocaba el clarìn la retirada

Para todos era "sucio" pero era un blanco, un fácil blanco cuando acudìa con un herido junto al fuego

Era Din! Din! Din! y las balas levantaban motas de polvo sobre la hierba

Cuando se acabó la munición, podìas oir los gritos de las primeras filas:

No podré olvidar la noche que caí golpeado en lo que debía ser la hebilla de mi cinturón

Estaba atragantado, loco por la sed, y el hombre que me vio primero fue nuestro viejo y bueno Gunga Din.

Me levantó la cabeza y me taponó la herida, me dio una especie de agua verde que apestaba, pero de todas las

bebidas que jamás he tomado, es la que más he agradecido, la de Gunga Din.

Era Din! Din! Din!. Hay un miserable con una bala en el bazo, caído en tierra. Disparos alrededor. Para mí hay agua,

Gunga Din!

Me llevó donde estaba el campamento. Una bala me había taladrado limpiamente.

Me puso a seguro dentro, justo antes de la muerte.

Espero que le haya gustado la bebida, dijo Gunga Din,

Entonces me encontré en el lugar donde hay doble agujero y ninguna cantina

donde los carbones encendidos devoran pobres almas malditas...

Conseguir un trago en el infierno de Gunga Din!

Sí, Din! Din! Din!

Piel tiñosa de Gunga Din!
Aunque yo te haya pegado en la piel hasta desollarte

juro por Dios que eres mejor hombre que yo, Gunga Din! 

 

                                                                                     Rudyard Kipling

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13 diciembre 2013 5 13 /12 /diciembre /2013 21:00

La panaderìa hacìa gala de sentido de la caridad. Todas las noches parroquianos barriales y gente de los alrededores se daban citas a la puerta lateral del negocio y religiosamente esperaban que a la hora señalada se abriera la pequeña puerta y se derramaran las bolsas de pan sobrante entre los mendigos y, porqué no decirlo, los aprovechadores de siempre. Generalmente habìa una buena provisiòn de hogazas. Esto se ofrecía como modesto espectàculo a los ojos del barrio y era el paisaje acostumbrado a cierta hora. Nada habìa de extraordinario en ello y, por consiguiente, nada llamaba demasiado la atenciòn en el distrito. Un grupejo de gente necesitada y el ejercicio de caridad por parte del dueño o de los empleados y -por ende- la bendiciòn para el propietario. Es cierto que ese pan se hubiera tirado, de todos modos y, consiguientemente, no podìa alegarse tampoco que la bondad de los responsables fuera demasiada. Pero, por aquello del concepto de la libertad para administrar la propiedad y considerando que no todos adherìan al sentido social que cabe atribuirle, tenìa la actitud su valor, porque esos panes podìan haberse tirado al basurero. Una noche, el señor C, quien vivìa en el edificio frontero, examinaba como al descuido, plácidamente, el casi prosaico espectàculo desde su balcòn en el tercer piso y notò algo curioso. Llamaba su atencón el hecho de que el portero del edificio contigûo, desde hace unas noches, integrara el grupete de famèlicos, y llevara una buena cantidad de panes a su domicilio. Qué innecesario -y qué mezquino- el hombre que así actuaba arrogándose una libertad inaceptable dado su importante salario. Otra noche vio algo más alarmante; junto con un compañero, introducían enormes bolsas de panes, cada uno arrastrando la propia en el edificio donde el hombre se desempeñaba. Y una idea que resultó ser realidad iluminó en su conciencia. De esta manera relativamente discreta, el hombre que participaba en una banda de narcotraficantes le daba un destino a la fraudulenta mercadería.

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7 mayo 2013 2 07 /05 /mayo /2013 03:21

Sócrates enseñó que existía

la verdad y no era negociable

por los hombres.

Recusó a los sofistas que no

eran filósofos sino defensores

de causas.

Su destino fue la condena,

la ciucta

A mí me parece que este

pagano se aproximó a Dios.

 

Marco Tulio Cicerón,

el autor universal por excelencia,

que introdujo a tantos en

"la ciencia de todas las cosas

divinas y humanas

y las causas de las que proceden"

vivirá en los siglos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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11 abril 2013 4 11 /04 /abril /2013 04:23

En la televisión la senora mostró a su pobre hijo discapacitado, víctima de un problema de nacimiento que le dificultaba notoriamente el equilibrio, más otros indicios como hiperexcitación nerviosa y deformaciones que dejaban en claro el origen cerebral de su enfermedad. Aparentemente, poco podía hacerse y en un país con cierta precariedad tecnológica para tamano desafío de salud, los pronósticos eran nada alentadores. Sin embargo, había una luz de esperanza emanada de un lejano país que había desarrollado terapias en base a las llamadas células madre, que sin ser absolutamente promisorios, albergaban la posibilidad estadistíca de que experimentarse ciertas mejoras sensibles. Esto hizo que en un momento los ojos se dirigieran a China que es el país que ofrecía el tratamiento de estos males, aunque debe decirse que las operaciones eran costosas, para no hablar del viaje que de por sí implicaba gastos no menores, lo mismo que el alojamiento en Oriente. Pero la gente se resiste a claudicar cuando la salud de los hijos está muy comprometida, y todos los esfuerzos son tolerados para intentar una mejoría de su situación. Y, con cierto ingenio, empezó a trazarse un plan que permitiera que esta familia de origen social humilde pudiera hacere en términos relativamente próximos de la suma exigida para el logro tan esperado. Es así que se organizaron espectáculos populares, la contribución de bandas de músicos, la convocatoria de distintos tipos de eventos populares con la venia del alcalde, destinados a que las expectativas generadas tomaran cuerpo y no se desvanecieran en el globo de las ilusiones. Pacientemente, la senora exhibía por el medio televisivo su historia patética y despertaba la solidaridad de sus vecinos.

También se habilitó una cuenta con el patrocinio del Banco Municipal donde sensibilizados vecinos dejaron sumas más o menos ingentes para que la cuenta fuera conformándose. Las esperanzas no estaban hechas anicos y, realmente, las campanas de fondo fueron adquiriendo color. Fue éste uno de los casos primigenios y, la noticia cundió y fueron otros padres, mártires en vida, quienes imitaron esta conducta y, entonces, en distintos pueblos y localidades del interior se habilitaron ferias con distintas atracciones destinadas a que la esperanza venida de Oriente se hiciera una realidad. No todos, naturalmente, lograban el objetivo, pero la esperanza general permanecía relativamente indemne. Alguien, como,  por acaso, había grabado fílmicamente aquella aparición del chico de unos tres anos, con serias deficiencias para su desarrollo en un video, junto con tantas otras imágenes televisivas. En su cómodo sofá había prendido el electrodoméstico, y acaba de revivir las imágenes de ese viejo video, que culminaba precisamente, con la desoladora historia. Pobre gente, pensó, ojalá hayan encontrado una solución para su drama. Acabada la cinta, con algo de cansancio, en vez de buscar otra como era su objetivo inicial, prefirió con su control remoto mirar el informativo. Una senora, otra más, mostraba televisivamente su desgracia, como sucedía con relativa frecuencia. Una criatura con danos cerebrales, sufría ataques, no podía articular palabras, emitiía aullidos que estremecían, narraba la perspectiva de un viaje a Oriente, clamaba por colaboraciones para obtener fondos....el chico era el mismo, que unos dos anos atrás, acompanaba las imágenes del comienzo de este relato.

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21 enero 2013 1 21 /01 /enero /2013 10:06

Inspirado en el Apocalipsis de S. Juan, en Patmos

 

Se oyó una trompeta

de bronce atroz

Un angel la tenía

en su mano ígnea

 

Y el cielo expuso un

pergamino con el

número cabalístico

de siete

 

Los sellos de laca

no eran inocentes

algo guardaban

algo exponían

 

Y se abrió el primer

sello, el del extremo,

y una verdad se

hizo patente

 

Fue el Cordero

quien lo abrió;

y se oyó una voz

de trueno

 

Uno de los cuatro

vivientes clamó:

Ven. Y había un arquero

montado en corcel blanco

 

Tenía una corona

Había vencido

y estaba aún

por vencer

 

Se oyó al segundo

viviente diciendo: ven

Y se vio un caballo rojo

Quien lo montaba

 

Tenía el poder de

quitar la paz. Se le

dio una gran espada

aterradora

 

El cuarto viviente dijo:

Ven. Y se vio un caballo  negro.

En su mano tenía

una balanza

 

A la voz del cuarto vivo,

se vio un caballo bayo

Lo montaba Mortandad

y el infierno le seguía

 

Tenía el poder para

matar la cuarta

parte de la

Tierra

 

Cuando abrió el

quinto sello

Se vio, bajo el altar,

a los santos degollados

 

Pedían al Justo

y Verdadero que

hiciera al fin

Justicia

 

Pero se les pidió

algo más de tiempo

para completar

esa guirnalda de mártires

 

Al abrirse el sexto sello,

se oyó un gran terremoto

El sol se puso negro

y la luna fue de sangre

 

El cielo se enrrolló

las islas se movían

Todo hombre, rico o pobre,

quería ocultarse de la cólera

 

 

divina. Y todos

decían a una,

¿Quién podrá

tenerse en pie?

 

 

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27 julio 2012 5 27 /07 /julio /2012 20:23

Esta es una versión reducida de un artículo que escribí, aunque conserva lo esencial y -más importante aún- sus conclusiones. En cierto modo, podría considerarse el resto un largo preludio, aunque no desdeñable por sus implicancias sociológicas y otros aspectos jurídicos, pero no indispensables para la comprensión de la tesis que propongo.

 

Antecedentes del fallo Arriola

 

La Corte Suprema de Justicia de la Argentina resolvió declarar la inconstitucionalidad de la disposición de la ley 23.737 que penaliza al consumidor de sustancias tóxicas. Cinco jóvenes fueron detenidos en la ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fé, que tenían dosis exiguas de marihuana en su indumentaria pero que, según se estableció, tenía por fin su consumo privado y no una actividad de índole comercial.

 

Fundamentos del fallo

 

 

- Con un copioso arsenal de estadísticas -nacionales e internacionales- se estima que la situación de consumo de estupefacientes en Argentina, se ha incrementado de manera notable. Luego, la ley represiva penal, en lo pertinente (penalización del consumidor privado) no es eficaz para la lucha contra las bandas dedicadas al narcotráfico.

 

-Que la penalización del usuario personal no está exigida en los estándares internacionales de la normativa de la lucha contra la droga, por lo que la declaración de inconstitucionalidad no contraviene estas normas.

 

-Que existen antecedentes jurisprudenciales (Corte Interamericana de Derechos Humanos) que reprueban la acción penal sobre la mera base de consideraciones que atañen a la peligrosidad del sujeto.

 

-Que el encarcelamiento de consumidores es una estigmatización que presupone una revictimización.

 

-Que la Constitución argentina (art. 19) y sus antecedentes (Estatuto Provisional de 1815, Reglamento Provisorio de 1816, Constitución de 1819 y Constitución de 1826) mantienen el mismo criterio filosófico (voto Ministro Zaffaroni), que hace pie en una ideología liberal que reprueba la intromisión de las autoridades estatales en la esfera íntima de la persona.

 

Propuesta jurisprudencial

 

Es un hecho que el art. 19 de la Constitución argentina que ampara el derecho a la privacidad de las personas y al que se echó mano para argüir la inconstitucionalidad del consumo privado de estupefacientes, tiene una restricción en la letra del propio artículo. Reza este artículo: "las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan a la moral pública ni perjudiquen a un tercero,  quedan reservadas al juicio de Dios y exentas de la autoridad de los magistrados"

Por tanto, cabría preguntarse si el consumo personal de estupefacientes, no debería estar restringido a la privacidad espacial, es decir, en lugares vedados a la vista de cualquier transeúnte.  El fallo, con excepción del voto de la Ministra Argibay que desarrolla algo más la cuestión, repara en la salvedad del art. 19 (que atañe a la protección por posibles daños a terceros), pero sin mayor escrutinio.

Propongo, para refinar el análisis, con miras a una solución futura, adoptar las siguientes pautas o lineamientos. Puede tal vez coincidirse con la línea general del fallo, en cuanto a que el dispositivo constitucional aducido veda a las autoridades la intromisión en el plan de vida que cada individuo libremente escoja y que, en consecuencia, se admita que alguien pueda decidir drogarse (sin interferencias de origen estadual). Pero así como, con cita de Séneca, el Ministro Fayt dice que el hombre "debe ser sagrado para el hombre", pienso que no se cumple con esta máxima cuando algunos individuos, desaprensivamente, contaminan el aire con las volutas de humo despedidas por sus cigarros de marihuana contaminando el aire en ambientes públicos, además de fomentar una mal hábito que produce daños muchas veces irreparables y que es un grave problema de salud pública. Además, probar el daño al público es una pretensión casi tan inasible como el humo despedido por los cigarros de marihuana. Por ello propongo, como una manera de compatiblizar las dos exigencias contenidas en la cláusula constitucional, que se establezca una presunción fuerte (casi iures et de iure) de que cuando un individuo es encontrado con sustancias estupefacientes (por ejempo en los bolsillos de su indumentaria) se presuma que tiene por fin su consumo personal en un ámbito discreto, en lugares vedados a los terceros y -en consecuencia-, la no afectación del público o de terceros ajenos. Pero, pienso que, paralelamente, debería establecerse una presunción igualmente fuerte, en el sentido de que cuando una persona es descubierta "in fraganti" en un lugar público desarrollando esta actividad, se presuma el daño a la moral y las buenas costumbres que contempla la otra parte del artículo, porque me imagino las odiosas y farragosas discusiones sobre dicho posible daño, con argumentaciones tendientes a amenguar su magnitud o aún su mera configuración, de la índole de: hora nocturna avanzada, poca presencia de transeúntes en ciertos y determinados lugares, etcérera. La línea divisoria debería ser, en principio, la desincriminación en el supuesto de consumo en ámbitos privados y su penalización en lugares públicos, como manera de conciliar las dos exigencias contempladas en el artículo constitucional.

 

                                                                                                                  Juan Bautista Pfeiffer

  .

 

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4 julio 2012 3 04 /07 /julio /2012 07:45

De acuerdo a Luypen -a sus citas más exactamente- (cfr. Fenomenología del Derecho Natural, Ediciones Lohlé, Bs. As. 1968), para Santo Tomás de Aquino, adalid del pensamiento filosófico de los católicos, la esclavitud es una institución de Derecho Natural. "Tomás de Aquino defendió la esclavitud, y consideró que encuadraba en el orden natural que algunos seres humanos fuesen esclavos. El esclavo es algo que pertenece a su amo, pues es innstrumento de éste: por lo tanto, el esclavo no forma parte del pueblo ni de la sociedad. Comprendamos bien lo que esto significa y recordemos que, en opinión del tomismo,la ley naturale s expresión de la Ley Eterna de Dios (cit. pág. 97).

Por otra parte, San Pablo (1 Timoteo  1)  expone "la Ley es buena para quien use de ella legítimamente, teniendo en cuenta que la Ley no es para los justos, sino para los inicuos...los que carecen de religión y profanos...para los fornicarios y sodomitas, ladrones de esclavos, embusteros, perjuros y si hay alguna otra cosa que se oponga a la sana doctrina conforme al Evangelio glorioso del bienaventurado Dios que me ha sido encomendado".

Una interpretación literal sugiere que, efectivamente, por lo menos en opinión de Pablo, la esclavitud es legítima. Entonces, sería una institución de Derecho Natural. Por otra parte, en cuanto a Cristo, no hay una sanción contra la esclavitud, ni una defensa expresa. Podría decirse, por un lado que esa institución propia de la antigüedad, tan consolidada entonces, formaba parte de la visión de la gente de esos tiempos y que, san Pablo, sencillamente, se equivocó. Otro tanto, cabe decir con respecto a Santo Tomás. Y aquí surge un interrogante todavía más alarmante: hay posiblidades de defender la esclavitud cuando, se sabe, es algo que en distintas partes del mundo aún existe, amparado o no por las leyes, desde el punto de vista del Derecho Natural? Esto es algo que, en general, repugna al pensamiento civilizado de hoy día, pero la civilización antigua, evidentemente lo consideraba perfectamente legítimo.

Yo no daré una respuesta asertiva, pero no deja de causarme escozor el interrogante. De todas formas, pienso que el espíritu del Evangelio, ofrecía un amparo o resguardo a los esclavos contra las arbitrariedades, injusticias y malos tratos, en contra de lo que parece abusivo. Y, desde ya, que en modo alguno los esclavos quedaban excluidos del amor y la misericordia divinos y la posibilidad de la salvación eterna. Ahora bien, ésta es la traducción que ofrecen Eloíno Nacar Fuster y Alberto Colunga Cueto, O. P, Nuevo Testamento, Biblioteca de autores cristianos, Madrid, 1976, versión directa del texto original griego.

Otras versiones, ofrecen una traducción diferente. En varios sitios de internet (biblianet, biblegateaway, etcétera) se modifica lo anterior -ladrones de esclavos- en favor de la expresión "secuestradores de personas". También, alguna versión, explica que la expresión bíblica es antigua y puede entenderse también como el rapto de personas, por lo cual el sentido podría ser distinto.

De todos modos, quedaría en pie la elucubración tomasiana en pro de la esclavitud.

 

 

                                                                                                                                                Juan Bautista Pfeiffer

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9 mayo 2012 3 09 /05 /mayo /2012 03:23

Recaigo en Diógenes de Laertes (o Laercio) de quien el monje Ambrosio "hombre de sentido y de gusto, se excusa humildemente por haber dedicado sus ocios a la interpretación de una obra un tanto profana y mal sonante". Es que como en esas ferias de curiosidades, se entremezcla lo vulgar y a veces la joya, sino de la revelación, al menos del recuerdo. Esto lo dedico a  Menedemo.

 

"Escuchando un día a un joven que hablaba con arrogancia, tomó sin decir nada un pedazo de madera y dibujó en la tierra la imagen de un hombre sometido a una vergonzosa prostitución; se acercó al punto para examinar, y el joven, comprendiendo que aquello se refería a él, tomó el partido de marcharse".

"Escuchando a un muchacho gritar con toda su fuerza, el dijo: mira si no tienes nada en el trasero"

 

Un bobo le hablaba un día palabras vanas; el le preguntó a su vez si tenía una casa en el campo; sí, contestó el otro, y también nmuchos bienes" "Ve, pues, allí, le dijo Menedemo, y cultívalos con temor de perderlos, y con ellos tu honrada simplicidad"

"Cuando llegó a los negocios, era tan tímido y distraído, que una vez, echando el incienso, se equivócó y lo arrojó fuera del incensario"

"Indicamos el plan que seguía en sus comidas...no se hacía allí mucho gasto: una pequeña copa circula de mano en mano y el vino está tasado. Doctas conversaciones eran los postres de nuestros sabios".

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22 enero 2012 7 22 /01 /enero /2012 02:12
"Cómo puede ser que los dioses, habiendo dispuesto tan bellamente todas las cosas y con tanto amor hacia el género humano, hayan descuidado de sola ésta, a saber; que algunos de los hombres que hubieren sido del todo buenos, tenido las más de las veces casi como correspondencia interesante con Dios, habiéndosele hecho muy familiares y amigos por sus obras santas y funciones sagradas, después que una vez hubieren muerto, no hayan de volver a vivir jamás, antes bien, hayan de quedar extinguidos para siempre! Dado caso que eso sea así, ten por cierto que los dioses lo hubieran hecho de otra manera, si hubiera sido del caso hacerlo de otro modo: porque si era justo, también era posible, y si conforme con la Naturaleza, esta misma lo hubiera puesto por obra. A los que te preguntaren: ¿en dónde viste a los dioses o por dónde sabes de cierto que existen para darles ese culto, respóndeles, en primer lugar, que también son perceptibles a nuestra vista, además de que, aunque yo no haya visto a mi propia alma, sin embargo, la respeto también: a un modo, pues, semejante sé con certidumbre que hay dioses, y los venero por las mismas razones que experimento en todas partes los efectos de su poder...De ningún modo es temible la muerte a quien sólo tiene por bueno lo que es oportuno; a quien lo mismo se le da el poder ejecutar muchas acciones conforme a la razón que el practicar muy pocas; finalmente, a quien mira con indiferencia el contemplar por más o menos tiempo el mundo o sus cosas".
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8 enero 2012 7 08 /01 /enero /2012 07:23

¿Cómo abordar lo inabordable? El tema es tan pródigo en posibilidades que por su naturaleza semeja ser casi inagotable, digno quizá hasta de una tesis doctoral, porque es vasto y sobre él se puede escribir mucho. Investigar y escribir mucho. Poque registros de la ciudad, de su huella en la literatura argentina, a lo largo de los años, hay realmente numerosos. ¿Desde la novela? ¿Desde la poesía? ¿Desde el cuento? En todos estos géneros hay referencias precisas o incidentales a la ciudad. "Fundación mitológica de Buenos Aires", el célebre poema de Borges lo induce en el mismo título. Los igualmente famosos versos del poema "Buenos Aires" son también evocativos aunque en un plano más existencial.

 

Y la ciudad, ahora, es como un plano

de mis humillaciones y fracasos;

desde esa puerta he visto los ocasos

y ante ese mármol he aguardado en vano.

Aquí el incierto ayer y el hoy distinto

me han deparado los comunes casos

de toda suerte humana; aquí mis pasos

urden su incalculable laberinto.

Aquí la tarde cenicienta espera

el fruto que le debe la mañana;

aquí mi sombra en la no menos vana

sombra final, se perderá, ligera.

No nos une el amor sino el espanto;

será por eso que la quiero tanto.

 

 

Como se sabe, probablemente -y no digo sólo posiblemente- la mejor pluma empuñada alguna vez en Argentina se refirió varias veces a la ciudad, ese escritor que por razones poco literarias se vio privado del Premio Nobel de Literatura, todavia hoy reclamado póstumamente, una injusticia muy grabada en el imaginario argentino. También, por ejemplo, lo refieren éstos versos:

 

 

Desde uno de tus patios haber mirado las antiguas estrellas.

Desde el banco de sombras haber visto esas luces dispersas

que mi ignorancia no ha aprendido a nombrar

ni a ordenar en constelaciones

haber sentido el círculo del agua en el aljibe

el olor a jazmín y la madreselva,

el silencio del pájaro dormido, el arco del zaguán,

-esas cosas, acaso, son el poema.

 

Pareciera que esta postal de un fragmento de Buenos Aires resume todas las posibilidades como para conjugar un poema, agrupa todos los elementos (El Sur). Más incidental, acaso de un modo sinecdótico, es la descripción de un comercio:

 

Más vil que un lupanar

la carnicería infama la calle.

Sobre el dintel,

una ciega cabeza de vaca

preside el aquelarre.

 

Ya que estamos en un plano borgeano, no conviene olvidar todo el universo que se desgrana en sus arquetipos humanos -milongueros y compadritos- ("una mitología de puñales"). Y como estamos, además, en un terreno que alude a lo popular, mencionemos que innumerables letras de tangos y milongas, entre otros géneros musicales, recogen distintos aspectos ciudadanos y evoco por todos, al emblemático Sur, "Mi Buenos Aires querido" y "Melodía de arrabal" (la lista sería interminable). Inclusive la música pop contemporánea, algunas letras del rock, aluden de modo explícito a la ciudad ("La ciudad de la furia", de Soda Stéreo : "Buenos Aires se ve, tan susceptible. Ese destino de furia es, lo que en sus ojos persiste" o Bar Imperio, de Zas, en honor al bar homónimo). Y la propia sub-literatura que es el guión de historietas, también resultó un marco adecuado para un desarrollo escenográfico situado en Buenos Aires, paradigmáticamente, con "El Eternauta", primero dibujado por Solano López y después por el uruguayo Alberto Breccia.

Curiosamente, y ya que estamos en el terreno literario, nada menos que "La Divina Comedia" de Dante Alighieri, ese monumento poético, teológico y filosófico, está presente en la arquitectura porteña. El reconocible Edificio Barolo, de la Avenida de Mayo, proyectado por el arquitecto italiano Mario Palanti es la traducción, sin más, de la obra literaria en clave arquitectónica. Toda la estructura del Palacio Barolo, está basada en la obra canónica de Dante, inspirado en su división en cantos y coronado por un faro de 300.000 bujías que representa a los nueve coros angélicos, o según otra versión, a Dios, en la cima (Palanti tenía el objetivo eventual de que los restos de Alighieri fueran encriptados en el edificio).

Esta alusión a la Avenida de Mayo me recuerda una afirmación de Borges destacando su "tristeza", carácter con el que cabe discrepar, pero éstas son cuestiones eminentemente subjetivas.

Que la ciudad está transida por la literatura, lo revela la distribución geográfica ideal en dos bandos, los célebres grupos de Boedo y Florida.

La misma ciudad encontró una definición literaria de la mano de un distinguido escritor extranjero, André Malraux, que la caracterizó como "la capital de un Imperio que nunca existió", de forma ciertamente poética.

Por descontado, que si adoptamos unas miras más ampias de la voz  "literatura" no podría olvidarse la presencia también minuciosa de la ciudad en el género ensayístico. En la crónica de viajes, pongo por ejemplo lo escrito bajo el sugerente y nada breve título "Verídica descripción de varias expediciones como también de muchas partes desconocidas, islas, reinos, ciudades...también de muchos peligros, peleas y escaramuzas entre ellos y los nuestros, tanto por tierra como por mar, ocurridos de manera extraordinaria, así como de las costumbres horriblemente singulares de estos antropófagos, que nunca han sido descriptas en otras historias o crónicas, bien registradas o anotadas para utilidad pública" (Baviera, 1567), epígrafe que, de por sí, merece cierto reconocimiento, de la pluma del alemán Ulrich Schmidl, que acompañó a Mendoza en la Primera Fundación, en 1536. Hasta el teatro resultó un escenario apropiado para mencionar la ciudad, como en la obra de Juan Bautista Alberdi La Revolución de Mayo (1839) que discurre en el Cabildo.

Así mismo, hay otros extraordinarios escritores que en diferentes relatos, aludieron de forma más o menos incisiva al tema, como Manuel Mujica Láinez (Misteriosa Buenos Aires, paradigmáticamente) o Leopoldo Marechal a través de la novela Adán BuenosAyres, otra de las obras más reconocidas del imaginario literario. Por eso este prólogo que se pregunta sobre las posiblidades temáticas del artículo y la asunción de que puede asumirse desde plurales perspectivas, desde todos los géneros literarios, en forma diacrónica o no, tomando alguna obra consular o canónica, uno o más autores, desde lo académico a lo popular...cantera casi inagotable. Para poner un dique a tanta vastedad, para delimitar unas necesarias fronteras, voy a cirunscribirme, por ser indiciario también de una tensión social más o mennos oculta -y a veces epidérmica- (las ciudades, después de todo, están animadas por sus gentes) a la obra de uno de los más importantes literatos del país, por muchos considerado el padre de la literatura argentina contemporánea: Roberto Godofredo Chistophersen Arlt. Ya la primera obra ensayística de Arlt trae una mención en el epígrafe que delimita el territorio citadino y muestra la vinculación raigal del escritor con ese ámbito espacial. "Las ciencias ocultas en la ciudad de Buenos Aires"  de 90 páginas, incluido en Tribuna Libre (1920) publicación que abordaba temas sociológicos y literarios. Cuestión que, como todos saben, convoca la curiosidad morbosa de la mayoría de las personas. La crónica de la vida cotidiana en la ciudad está grabada con buril en las famosas "Aguafuertes Porteñas". Pero adentrándome más en la literatura ajena a esas estampas memorables, hay la huella citadina en diversos relatos el célebre escritor. Uno de ellos, donde la presencia es muy destacada y que podría encuadrarse en el género ciencia ficción es La luna roja (1932, aparecido en El Hogar). Me voy a permitir transcribir algunas líneas introductorias del cuento, que es reflejo de algunos caracteres de una ciudad ya plenamente conmprometida con un creciente tránsito hacia la modernidad, demasiado alejada de la Gran Aldea.

 

"Desde las terrazas elevadas, al punto que desde allí parecía que se podían tocar las estrellas con la mano, el viento despedía franjas de músicas, blues oblicuamente recortados por la dirección de la racha de aire. Focos de porcelana

iluminaban jardines aéreos".

 

 También en "Noche terrible" (El Hogar, 1932) hay algunas alusiones a la ciudad pujante.

 

"Ricardo Stepens no olvidará jamás esta noche, decorada en la altura por contramarcos de gases fosforescentes y locomotoras de lámparas eléctricas que ponen agujeros negros o soles violetas entre las constelaciones rosas de otros letreros luminosos que antorchan permanentemente las crestas de la ciudad capitalista con sus estructuras de castillos de hadas".

 

 Hasta aquí la descripción de una ciudad ambiciosa como cualquier otra. Pero la demostración de que la escena sucede en la ciudad que nos ocupa, se refleja más adelante.

 

"-¿Dónde dije que fuera, chófer?

-A Belgrano... -No, hombre. Vamos al centro.

-¿A qué parte? -Adonde se le dé la gana.

.....

 

Stepens distingue un quiosco gris, luego una dorada vidriera de café.

-Pare aquí, chófer...

-Estamos en Almagro.

-No importa. Pare aquí."

 

En "El misterio de los tres sobretodos" (El Hogar, 1937), si bien la referencia no es expresa, fácil es extraer la conjetura de que alude a Buenos Aires, por alguno de sus párrafos, y la mención de un "ladrón de medialunas" ese bocado tan característico de los porteños.

"Ateniéndome a los sucesos tal me fueron narrados, podría afirmar que el enigma de la oficina fue uno de los tantos dramas obscuros que se gestan en las entrañas de las grandes ciudades, donde las bagatelas terminan por revestir un contorno de episodio cruento en la conciencia de las personas que a diario se soportan en un ambiente estrecho de trabajo y duro de responsabilidades".  Además se habla de un robo en la sección "Expedición al Interior" de la empresa Xenius, lo que ratifica la hipóteis capitalina.

Pero donde se reproducen más imágenes de la ciudad, expresas, es en su novela canónica "Los siete locos", continuada con "los lanzallamas". Haré aquí un racontto incompleto, aunque suficientemente ilustrativo:

"Entonces su irritación se volvió contra la bestial felicidad de los tenderos, que a las puertas de sus covachas escupían a la oblicuidad de la lluvia. Se imaginó que estaban tramando eternos chanchullos, mientras que sus desventuradas mujeres se dejaban ver desde las trastiendas, extendiendo manteles en las mesas cojas, arramblando innobles guisotes que al ser descubiertos en las fuentes arrojaban a la calle flatulencias de pimentón y de sebo, y ásperos relentes de milanesas recalentadas. Caminaba ceñudo, investigando con furor lento las ideas que se incubarían bajo esas frentes estrechas, mirando descaradamente las lívidas caras de los comerciantes, que desde el cuévano de los ojos espiaban con una chispa de ferocidad a los compradores que se movían en los negocios fronteros...A medida que iba pasando frente a colchonerías y almacenes y tiendas, pensaba que esos hombres no tenían ningún objeto noble en la existencia, que se pasaban la vida escudriñando con goces malvados la intimidad de sus vecinos, tan canallas como ellos...y esto le produjo súbitamente tanto encono que de pronto aceptó que lo mejor que podría hacer era irse, pues si no tendría un incidente con esos brutos, bajo cuyas cataduras enfáticas veía alzarse el alma de la ciudad, encanallada, implacable y feroz como ellos".

 

                                                                                                                                                             Juan Bautista Pfeiffer

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