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9 diciembre 2014 2 09 /12 /diciembre /2014 00:55

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Mi gata Susana, en casa

 

 

              La Biblia expone que Noé fue el introductor (el creador) del vino. Naturalmente, el no conocía los efectos de la nueva bebida, la fatal consecuencia, que originaría la burla de sus hijos. El líder bíblico, enojado, los maldijo. De acuerdo a la relación bíblica, fue el comienzo de las razas humanas, fuente de no breves problemas. La literatura contiene muchas referencias sobre el vino y otras bebidas blancas. Un verdadero y viejo manual de la bebida, puede encontrarse en Gargantúa y Pantagruel, por Rabelais. La relación entre el consumo de ellas y sus consecuencias, es prodigiosa. Subsecuentemente, transcribiré sólo algunas especificaciones. Al inicio del prólogo, el autor hace una dedicatoria a sus lectores, diciendo: "Muy ilustres bebedores...". Cuando refiere el nacimiento de Gargantúa: "...no exclamó como los otros niños: "'Migas, migas!', sino que gritó con fuerza: '¡A beber, a beber!', como invitando a todo el mundo".  Esto no es todo: "...se ensuciaba a todas horas, porque era sumamente flemático de nalgas, tanto por constitución natural como a causa de la accidental indisposición que le había sobrevenido por abusar demasiado del vino". Después, igualmente dice: "mi cerebro es un pote de vino". Un hombre de nacionalidad china que administraba una taberna a la que acudí en numerosas ocasiones en el pasado, sentenció con énfasis y evidente malicia: "Aquí no hay borrachos!". Ciertamente, esto remite a Las paradojas de Mr. Pond, por Chesterton. Obvio es decirlo, este estado en numerosas ocasiones predispone a la violencia. El también francés Charles Baudelaire como empatizando con el vino y discurseando en ese rol imaginario aduce: "El pecho de un hombre joven es la tumba alegre donde realizo con entusiasmo mi destino" (Paraísos artificiales, 1851).

La relación entre el crimen y el estado alcohólico es importante también. Recuérdese el film por Alfred Hichtcock (Rope, de 1948) cuando uno de los compañeros asesinos, sensibilizado bajo los efectos del whiskey, se pone muy nervioso, y esa circunstancia es el comienzo de una confesión. Para más, la historia esta inspirada en un hecho real, cuando los estudiantes Nathan Freudenthal jr. y Leopold y Richard A. Loeb, mataron al adolescente Bobby Franks en 1924, buscando el crimen perfecto. El cuento de Edgar Allan Poe, El gato  negro, es ilustrativo: "Una noche que volvía a casa completamente borracho, después de mis correrías por el centro de la ciudad, me pareció que el gato evitaba mi presencia. Lo agarré y, asustado por mi violencia, me mordió ligeramente en una mano. Al instante se apoderó de mi una furia hiperdemoníaca, saturada de ginebra, que estremeció cada fibra de mi ser. Saqué una navaja del chaleco, la abrí mientras tenía al gato sujeto por el pescuezo y deliberadamente le hice saltar un ojo de la órbita. Me avergüenzo, ardo de ira, tiemblo de indignación, mientras escribo esta lamentable atrocidad".

Cayetano Santos Godino, conocido bajo el "famosamente infame" sobrenombre de El Petiso Orejudo,  como diría Borges, un joven asesino argentino (comienzos de la XX centuria), fue un bebedor de "alcoholes fuertes", como dice la actuación policial con un giro idiomático fuera de moda.  Según su declaración, la ingesta de alcohol le generaba fuertes dolores de cabeza y activaba sus instintos asesinos.

Concerniendo a Jack el Destripador, pienso que el alcohol fue, quizá una de las razones importantes de la vulnerabilidad de las prostitutas asesinadas. Probablemente, todas ellas eran bebedoras. Hay varios testimonios en ese sentido. Mary Ann Nichols, la primera víctima canónica, fue descripta como alcohólica por su marido en la actuación labrada por el coroner. Para el más grande número de investigadores, Annie Chapman fue la segunda víctima de Jack el Destripador. Su amiga, Amelia Farmer, testificó que era bebedora.

De conformidad con los testimonios policiales de esos tiempos, Catherine "Kate" Eddowes había bebido mucho la fatídica noche (29 de septiembre de 1888), y por esa razón estuvo en la estación policial algunas horas. Dos agentes de la estación Bishopgate -la delegación más próxima- la encontraron absolutamente borracha y decidieron transportarla a prisión. Como no podía mantenerse en pie, los oficiales la dejaron en una celda. Allí se quedó dormida y se levantó a las 00:15. Alrededor de la 01:00, los policías abrieron la puerta y la dejaron salir. Ella dijo: "Adiós, gallinas viejas"! (un sobrenombre popular para aludir a los policías). Fue a Mitre Square, y allí se encontró con el siniestro Destripador cerca de las 01:45 horas. Previamente, en la misma noche, el mismo asesino (para varios investigadores) atacó a  Elizabeth "Liz" Stride, una prostituta sueca que vivía en Londres (aproximadamente a la 01:00 hs.). Acerca de esta mujer, es posible hacer la misma aseveración,de acuerdo a Colin Wilson y Robin Odell (Jack el Destripador, recapitulación y veredicto, 1era. reimpresión, Argentina, 1990). Caroline Maxell, por su parte, en el testimonio aportado con motivo del espantoso crimen de Marie Jeanette Kelly, la última víctima canónica del Destripador dijo, cuando se le preguntó si parecía bebida que podría ser, aunque no de un modo exagerado.

 

Epílogo

 

¡Cuidado con el alcohol!

 

                                                                              Juan Bautista Pfeiffer

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